Sudán del Sur. La vida de un Sacerdote en Old Fangak
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Esta es la pincelada de una historia de un Sacerdote que vive en Old Fangak, pequeño pueblo de Sudán del Sur, accesible solo por barco y avión. La vida para sus pobladores es muy dura, comunidades inundadas desde hace 4 años por las aguas del Río Nilo, pocas tierras donde sembrar, criar ganado u otros animales. La pobreza, el hambre, las enfermedades y la guerra civil que viven estas personas, pareciera un lugar olvidado por Dios, el mundo y la paz que nunca llega.
Sin embargo, Dios tiene sus instrumentos que se enamoran de causas que parecen imposibles, y manda a estas tierras a servir y dar una luz de esperanza ante todo aquello negativo que les rodea.
Tal es el caso del Padre Pedro Salvador Mateo. Desde niño sintió el llamado de Dios y la vocación a servir. “Se le dice a Jeremías desde el seno de tu madre yo te consagré, yo te conocía y Dios tiene un don o nos ha dado dones y talentos para servirlo a Él y para servir a los demás” Indica el Padre Pedro.
Viniendo de una familia de 11 hermanos, de niño dice que “ya jugaba de padrecito con sus hermanos mayores”.-lgual como lo hace hoy en día en la Parroquia de Old Fangak donde ahora es el Párroco-.En su aldea natal solo había un sacerdote y un catequista. Eso le inquietó. Fue creciendo, y llegados los 18 o 20 años confiesa que trató de escapar, pero no pudo. Negoció con Dios indicando que se comprometía en su parroquia, pero que lo dejara en paz. No fue así. Con una sonrisa dice el Padre Pedro “Cuando Dios te ama, te llama, y, cuando te llama, no hay vuelta de hoja”. Conversó con un padre de la Congregación Salesiana, Padre Carlos Villanova, la cual fue crucial, e hizo el proceso vocacional con ellos, a quién hoy agradece por haberle guiado y ser lo que es hoy. No obstante, ingresó con los Misioneros Combonianos a los 20 años.
Nació en Chichicastenango, departamento del Quiché, una pequeña y pintoresca aldea situada a 125 kilómetros de la Ciudad de Guatemala. Ingresó al seminario y su formación de base la inició y terminó en Costa Rica. Luego continuó por dos años en Saguayo, Michoacán, México, ahí tuvo la dicha de realizar el noviciado. Luego para los estudios de la teología fue enviado a Italia y al finalizar, regresó a su país natal, Guatemala, a prepararse para los votos perpetuos y para la ordenación diaconal y presbiteral.
Fue así que un 7 de enero de 2017, por la imposición de manos y la oración consecratoria de Monseñor Rosolino Bianchetti, Obispo de El Quiché, fue ordenado Presbítero el misionero Padre Pedro Salvador Mateo, en la Parroquia de Santo Tomás Apóstol en la Ciudad de Chichicastenango.
La celebración estuvo inundada de colorido y música, propios de la cultura Maya Quiché. Al día siguiente el Padre Pedro Salvador presidió su primera misa en su aldea natal, acompañado de sus familiares y unos 25 sacerdotes.
Regresó a la comunidad religiosa, postulantado que hay en Sagrada Familia, Costa Rica y luego, fue destinado por los padres superiores a Sudán del Sur. Así empieza otra vida en “las tierras benditas del Comboni” y la “siembra de una semillita en tierra árida” como dice el misionero.
De test morena, sencillo, mirada profunda, estatura baja y profundas convicciones, Padre Pedro cuenta que siente un gran amor por el trabajo que hace y como dice, desde siempre quiso se le enviara a estas tierras. “Sudan del Sur a quién amo tanto y me enamoré desde los años del noviciado y me interesó, por el testimonio de uno de los padres que había estado allí y sirvió por muchos años. Hace tres años llegué y conocí la tierra amada por nuestro santo fundador, San Daniel Comboni”. Comentó el Sacerdote Misionero.
Llegando a la capital del Sudán del Sur, Yuba, el Padre Superior lo recibe junto con algunos miembros de la provincia y unos días después le asignan la comunidad de la Santísima Trinidad a la que debería ir y ser parte, Old Fangak, lugar en la cual no hay caminos y “por ende, no hay carros, motos, bicicletas, es un mundo muy diferente. Debo reconocer que es mucho más de lo que había imaginado y escuchado. Es una comunidad muy interesante donde tuve que aprender de ellos y sigo aprendiendo, aún después de tres años” contó el Padre.
¿Padre cómo se llega a Old Fangak?
Para llegar no es sencillo ni barato. Solo hay dos medios de transporte, el barco y el helicóptero. Pero el barco implica un largo periodo e inseguridad que es muy complicada, además, el tiempo nunca se sabe cuánto puede durar en llegar a la comunidad donde estoy, puede ser dos meses, cuatro inclusive o más. En helicóptero se dura aproximadamente 3 horas, son administrados por la Unión Europea, y el costo es de $600 ida y vuelta, a veces salimos a la ciudad en avioneta hasta cierto punto del camino y luego en helicóptero, ellos organizan las salidas. Hay vuelos una vez a la semana y dependerá de si alguien se enferma.
¿Qué funciones cumple la iglesia en Old Fangak?
La comunidad de Old Fangak es una parroquia muy extensa, cuenta con 100 comunidades. Tenemos la parroquia bajo nuestra responsabilidad. Actualmente soy el párroco desde hace un poco más de dos años. Y al mismo tiempo tenemos la escuela primaria y secundaria, que también está bajo nuestra responsabilidad y administración.
La Palabra de Dios nos dice que la semilla para dar fruto necesariamente debe morir. Y pienso que independientemente de nuestra vocación y estemos donde estemos, estamos invitados a morirnos a nosotros mismos, sirviendo a los demás, porque al final la vida tiene sentido, solo, si se es una vida entregada al servicio, al amor, siendo feliz en lo que somos y en lo que hacemos.
Por eso, debo decir que es la Iglesia quien hace y lleva adelante toda la cuestión educativa e inclusive de salud. Y estoy convencido de que, de eso se sabe muy poco, del rol que la Iglesia cumple en esta tierra bendita.
En nuestros países, aquí en Centroamérica, sabemos que la educación, la salud y el desarrollo, es el gobierno quien lo lleva adelante. Pues debería también, ser así en las tierras del África, pero lamentablemente no es posible. No porque no se tenga quizás las posibilidades, las riquezas o recursos naturales, ciertamente, se tiene, pero lamentablemente los beneficios son muy pocos y el gobierno no invierte mayor cosa en cuanto a salud y educación.
Entonces parte de nuestro carisma también, no solo es anunciar el evangelio, sino también la promoción humana. Anunciar a Cristo sí, pero también dar la posibilidad al pueblo local, de soñar y de ver un mañana mejor.
Para nosotros la educación es algo fundamental e importante y una herramienta de desarrollo para el pueblo local. Es cierto, hay muchas ONG en toda la región, pero lamentablemente ninguno de ellos tiene un proyecto de desarrollo, de vida para un futuro mejor; prácticamente es asistencia social. Queremos dejar algo que impacte en la sociedad, particularmente la juventud, que tiene muy pocas posibilidades para estudiar.
Esto es posible con colaboración de tanta gente que nos conoce. Su estima, el apoyo incondicional y por qué no decirlo, también su generosidad, su contribución económica. Eso hace que podamos seguir adelante sirviendo a ese pueblo que tanto lo necesita. La importancia del compromiso, de la Iglesia local, la Iglesia Universal en el desarrollo y en la evangelización en otros continentes.
Y estoy muy agradecido con las personas de este bello país, Costa Rica, que, con su generosidad, con su oración y estima son parte de la misión de la Iglesia en Old Fangak. Y podré tener la vocación y las ganas de estar por allá, pero sin la oración, sin el apoyo y sin la generosidad, es imposible estar por esos rumbos.
• Población
En cuanto al Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que los sudaneses son los que tienen peor calidad de vida.
Para ubicarnos en el contexto, en cuanto a la cantidad de personas que viven en Old Fangak, Sudán del Sur, ubicado en África Oriental, la capital es Yuba. Limita con Sudán al norte, Etiopía al este, Kenia, Uganda y la República Democrática del Congo al sur y con la República Centroafricana al oeste. Es hasta la fecha el país con menos Índice de Desarrollo Humano del mundo, y que recién obtuvo su independencia en el 2011.
No hay un número exacto de cuántas personas viven esta región del país. Según cuenta Padre Pedro “Dar un número exacto es un poco difícil, porque siendo que es una región importante en cuanto a el país, cuando la guerra civil se intensifica, ellos vienen a la región donde estoy, por ejemplo, la guerra civil todavía continua lamentablemente en el Sudán; entonces la gente se escapa, se vienen muchos refugiados y llegan a las regiones de la parroquia a través del río. Hay mucha gente en constante movimiento, aparte de la gente que está allí establecida”. “Eso hace muy difícil dar un número o hablar de cuántas personas podría tener la región, entonces es un gran desafío, el no tener una población fija, sino parte de ella”.
• Educación
El está acompañado de dos sacerdotes más, de Perú y de Italia. Ellos se encargan de la administración y educación en conjunto con maestros de la misma región. Por ejemplo, “la primaria tiene 8 grados. Cada grado o aula tiene un mínimo de 90 alumnos, y no hay más porque no se los permitimos y dificulta el instruir a los estudiantes. Entonces multiplique noventa por ocho. Luego tenemos la secundaria que son 4 niveles. Todo el apoyo que llegue sirve para poder mantener la administración, el salario de los maestros, útiles escolares, y lo que conlleva la educación de estos jóvenes”. Indicó Padre Pedro.
Todo proviene de la gente, esto en el aspecto educativo. Pero igual para la misma parroquia se ocupa para formar catequistas, líderes juveniles, líderes de mujeres y para ciertos proyectos que tienen para mejorar la calidad de vida de la gente en Old Fangak. Indica que “el modo más eficaz que tienen es la contribución de Costa Rica, mi país Guatemala y otras partes del mundo, que nos ayudan a sostener el proyecto. Decía antes que la parroquia cuenta con cien comunidades a nivel eclesial, la mayoría de estas comunidades aún rezamos y celebramos la eucaristía bajo los árboles que implica llevar sol y lluvia”.
Cuenta el Padre Misionero que “es difícil que los materiales de construcción lleguen al lugar donde estamos, eso implica un doble costo, el transporte entre otras cosas…Existe un proyecto desde hace algunos años de ir buscando ayuda y que, la parroquia que está dividida en 24 centros tengan un lugar digno donde reunirse y que haya un techo que cubra cuando haya lluvia y sol, con paredes como este templo donde estamos en esta entrevista”.
Un día en la vida de un sacerdote en Old Fangak
El Comboni nos dice en sus escritos que el misionero es como una piedra escondida, o aquel que siembra y otro ve la cosecha y no porque Comboni se lo invente, es la misma palabra de Dios. Entonces un día normal para nosotros es que a las 5 a.m. estamos en pie, luego del aseo personal. Se reza a las 6:00 a.m. la Oración de los Laudes como comunidad. A las 6:30 a.m. se celebra la eucaristía. Entre semana es una hora, pero un domingo la misa dura 5 horas y hasta 8, dependiendo de la fiesta y el lugar donde estemos. Después de la misa, la gente llega para exponer sus problemas o situaciones y pedir que les visitemos en sus comunidades.
Llega la tarde, y hay que rezar, porque sin la oración es imposible estar en estas tierras, como comunidad nos encontramos para orar.
En Old Fangak el 80% está inundado, por lo que es difícil el acceso a las otras comunidades. La gente para llegar a la celebración de la eucaristía dura entre dos, tres y cinco días. Cada centro tiene un líder que es el catequista y al mismo tiempo ministro de la comunión. Cuando el sacerdote o misionero no puede llegar es quien se encarga de celebrar.
En esta región tienen una riqueza cultural enorme. Pero la pobreza es extrema. Se lucha con el calor de 50°C y si nos va bien 35°C a 40°C. Existen 60 tribus con 60 lenguas diferentes. Nuer se llama la lengua que hablan dónde estoy y los niños me dicen, ¡tan grandote y no puedes hablar!, cuando no sé algo. Hay dos bandos políticos que dividen al pueblo y se aprovechan de la realidad. La alimentación es totalmente diferente, y eso te hace muy paciente.
Cuando toca visitar las parroquias de la Santísima Trinidad, hay que ir en panga o canoa para poder llegar. En cada una de ellas por más pequeña que sea se celebra la misa. La región más lejana podría durar 6 días en canoa. Significa subirse a las 6:00 a.m. y pasar así hasta la 6:00 p.m. o 8:00 p.m. de la noche, bajo el calor, el sereno, y ni se diga los mosquitos que hacen fiesta con nosotros.
Para dormir, donde Dios nos dé la posibilidad. La gente tiene una practicidad, hacen un tipo de cama, con el sácate, no sé cómo lo hacen y dicen: Padre aquí descansamos hoy, pero si te das una vuelta a la derecha te caes al agua, te das una vuelta a la izquierda también. Otros días, caminar entre el agua, porque de lo contrario no se avanza. El agua puede llegar hasta las rodillas e inclusive hasta el pecho, para mí que soy bajito. Pero cuando llegamos todo es una fiesta. La gente llega a recibir al misionero, inclusive 5 kilómetros antes con ¡tambores, danzas, cantos en medio del agua! Y se me olvida si comí, si dormí y hasta el cansancio se va.
Entre las anécdotas recuerdo; que la primera vez que visité una comunidad, después de horas de camino. Llegamos y me dicen Padre, aquí va descansar. Cuando empiezo a escuchar los tambores y los cantos, me levanto y digo ¿aquí que pasa? Me dicen están ensayando para la misa de mañana. Esa práctica duró hasta las 5:00 de la mañana. ¡Ellos no durmieron! Primero dije yo quiero descansar y no podía, humanamente quiero descansar. Entonces me dije: 2 opciones: Me enojo o me uno a ellos, mejor me uní.
Como no hay caminos, electricidad, ni señal de teléfono, el medio de comunicación que más se usa son las cartas y lo que hay son paneles solares. Cuando la guerra empezó lo primero que destruyeron fueron las torres de comunicación. Siempre debemos tener Internet, vía satélite, por la necesidad, pero a veces nos toca cerrarlo.
También se corre peligro, recuerdo algo que me tocó vivir en una visita a las comunidades. Un día a las 5 de la mañana, en que todavía estábamos descansando al igual que los catequistas. Cuando de pronto llega un grupo de al menos 25 personas con sus armas ya listas, llegan al lugar, le preguntan a uno ¿Y usted quién es? Al tercero, al cuarto y al catequista que está a la par mía, uno ya estaba dispuesto a disparar, porque estaban buscando a alguien. Y luego llegan conmigo ¿éste quién es y qué hace aquí? Vuelven a preguntar ¿y qué hace aquí, que hace con esta gente? Me dicen si usted no se cuida, la próxima usted de aquí no sale, me apuntaban ¡con el arma en la frente!
Se escuchaban los gritos de los niños y de las mujeres, salían corriendo. Media hora después se calmó un poco, dos horas después los catequistas dijeron la situación está calmada, podemos empezar con la misa. Teníamos previstos bautismos, primera comunión y todo. Al inicio de la eucaristía, escuchamos ¡Vienen otra vez! y todo el mundo corre. Yo digo y si corro qué sentido tiene decir que Dios existe, me quedé en el altar junto con el catequista que estaba a la par mía, y dos más. Son de los momentos tan difíciles, que toca vivir.
Por esa razón, el Padre Provincial del Sudán del Sur nos pidió salir de la Misión para salvaguardar la vida y se nos pidió recoger la computadora, el poco dinero, documentos y los guardáramos en un bolso. Y yo entiendo la responsabilidad, pero, ¿Y yo que le digo a la gente? Decidimos quedarnos los tres. Es algo que la gente aprecia. Llamé al Padre Provincial de Centro América Padre Juan Diego Calderón y le dije; pase lo que pase y que Dios me perdone, dile a los míos, mi familia, que ¡yo soy feliz aquí!
Otro momento triste, es ver morir a los niños, por hepatitis, cólera, malaria, causa principal de muerte, siendo que ellos están muy desnutridos, les ataca fuerte. Parte el alma y yo no puedo hacer nada. Y te preguntas ¿Dios dónde está? Porque tanta injusticia, tanto abandono. Esto me lleva a decir lo positivo. La sonrisa, el creer y fe de la gente que es impresionante, aunque ellos estén sufriendo o muriendo les preguntas ¿Cómo están? Y dicen no hay ningún problema. Mañana Dios dirá y hoy estamos aquí.
Las mujeres son vendidas, a través de un tipo de trueque por 25 o 50 cabezas de ganado. Ejemplo, en la parroquia donde estoy, si la muchacha, estudió, vale más. Ahora que casi no hay ganado por estar inundado, dicen te doy mi hija por armas. Es triste porque el conflicto armado es algo cotidiano, ya es cultural. O sí la gente tiene plata o por una canoa, la negocian. La poligamia está vigente también.
Se hace el esfuerzo hablando del sacramento del matrimonio y nunca me cansaré de decirlo, pero esa es la cultura y la mentalidad del pueblo. Tener paciencia de parte nuestra, saber acompañar a la gente. Me gusta apostar por la juventud, se entra en conflicto con la gente adulta, porque los adultos no se relacionan con los jóvenes por las jerarquías ni el jefe de la tribu y, además, existen 60 tribus con lenguas diferentes. Su lengua principal es la Nuer, pero me gusta relacionarme con los jóvenes y aconsejarlos.
La gran bendición de conocer a su Santidad Papa Francisco
Por cuestiones de la vida conocí al Representante del Vaticano en Sudan del Sur, de la diócesis donde estoy. Se esperaba la visita del Papa Francisco, que luego se suspendió. Estaba todo programado para que yo fuera.
Luego se anunció la segunda vez. Honestamente dije yo no voy, no porque no quiera estar en el encuentro general con su Santidad, sino, por lo que implicaba salir de la misión -son $600 lo que cuesta un vuelo ida y vuelta- estaba la cuestión económica y otras cosas.
Me acuerdo, que me llama Monseñor y me dice: Cómo es posible que no vengas a la visita del Papa. Yo le digo, mira, a no ser que el Papa me pague el boleto, yo voy a verlo. Y se rio y me dijo; se nota que eres de Guatemala. Luego de nuestra conversación, le digo, por qué no pides ayuda a la Unión Europea que es quién hace estos vuelos, y nos lleven, y dice, buena idea.
Habló con el Jefe de la Misión de la Unión Europea, y al final me dijo sí, vienes a Yuba completamente gratis. Yo solo no voy, le dije, al menos 4 catequistas tienen que ir conmigo, y me dice, quién te gana. Es difícil que crean los del pueblo, que estuve en el encuentro, pero, es completamente diferente si uno de ellos diga al regresar, ¡Allí estuvimos! Uno de ellos que esté representa todo. Al final me fui.
Yo no me esperaba la gran bendición, y lo supe la noche antes. Me llama Monseñor y me dice; tengo algo para ti, aunque no me encuentres, lo encontrarás, llego abro un sobre: ¡Encuentro con su Santidad, 7:05 de la mañana! y la misa general estaba prevista para las 8:30 de la mañana! Tuve la bendición de saludar en audiencia privada a su Santidad, que para mí fue la confirmación de mi estar y continuar allí en Old Fangak.
Mensaje final
Siempre he dicho a la gente, que lo más importante y primero es la oración y luego viene nuestro compromiso de construir una ciudad, un mundo más justo, más solidario, más humano. Pienso que esto es lo más importante a lo que hoy Dios nos llama.
La mayoría de las personas que colaboran en la misión de la Iglesia de Old Fangak son gente humilde, que de acuerdo a sus posibilidades da su contribución, y es feliz. Estoy convencido de que Dios lo toma en cuenta.
Ser párroco en estas tierras del África no es fácil, es pensar en todo, ver al pueblo como sufre a causa de la guerra, el hambre, las enfermedades, la injusticia y más. Son 100 comunidades y tratamos de visitarlos y estar presentes al menos una vez al año, por cuestiones físicas y geográficas se complica. Durante el invierno el río Nilo atraviesa el Sudán y se desborda. Vivimos inundados desde hace 4 años, cuando empezó llegó a un nivel alto.
Ha bajado el nivel del agua, algunos dicen que se necesitan 5 años más, para volver al Old Fangak de hace un tiempo, en que se podía caminar por horas, pero, actualmente se viaja en panga o canoa, es agua estancada. La gente para salvaguardar su vida o la choza; hacen un pequeño dique para que el agua no entre en la casa o chocita y no destruya lo poco que tienen, por lo que, en el invierno, la gente casi no duerme, pues cuando llueve hay que sacar el agua. Lastimosamente existen intereses políticos y económicos de los países vecinos y nadie hace nada, es una realidad.
No nos olvidemos que la vida se nos ha dado para darla, amando, sirviendo, pero siendo feliz. Que demos la vida en servicio y amor. Yo estoy convencido de que Dios nos ha dado la vida para que seamos felices, y no vivamos amargados, que hay problemas, por el amor de Dios los hay, aquí y allá. Comprometámonos para que sea una iglesia más auténtica, cada uno con su vocación. Estamos llamados a construir una sociedad, más justa, más solidaria y más humana, pues pareciera que estamos perdiendo nuestra humanidad.
La vida hay que defenderla siempre. El estar allá, ser misionero en esas tierras, sin la oración de la gente, todo se viene abajo. No basta la oración personal sino la oración de las demás personas y de toda la iglesia que te sostiene, para mí es importante, yo se lo decía a la gente, yo podré tener la vocación y la disponibilidad, pero sin la oración de la iglesia no es posible, la estima de muchas personas, la generosidad, es imposible estar allá, de alguna u otra manera estamos comprometidos y llamados a ser parte de la iglesia.
Hoy son urgentes las ayudas para este pueblo que necesita de todas las personas en el mundo para seguir adelante, tener un futuro mejor. “No nos olvidemos que la vida es una y que no nos pertenece, se nos ha dado para darla, amando, sirviendo, pero siendo feliz”.
Fuente: Entrevista al Padre Pedro Salvador Mateo por Eledith Díaz, Directora de La Reportera y de la entrevista realizada en Radio María de Costa Rica.
Bachiller en Periodismo y Licenciada en Comunicación de Masas de la Universidad San Judas Tadeo. Ganadora del Premio Voces, Imágenes y Testimonios. Centro de Comunicación Voces Nuestras. Categorías: Fotografía y Testimonio escrito, género crónica. Libro «Mujeres que luchan por su dignidad» publicado en el año 2010.